viernes, 17 de agosto de 2012

TORN - A - SOL


Gira, gira… gira sin llegar a ningún lado, siempre frente al espejo de una caja en la cual vivirás para siempre encerrada. No existen aquí los soldaditos de plomo que te rescaten de payaso de la caja musical. Me cuestiono acerca de lo que harás en estos momentos al respecto.

Vestida de rosa, la pobre bailarina de porcelana sigue dando vueltas sobre la punta del pie derecho; de haber tenido uñas éstas ya estarían encarnadas dolorosamente y de seguro el terciopelo azul cielo del joyero ya estaría teñido de rojo carmesí, aunque ¿qué hay dentro de las venas inexistentes de una bailarina de porcelana? 

—Sangre verde tornasolada—dice el payasito de la caja—Sangre verde tornasolada…

…verde tornasolada…
...verde tornasolada…
…verde...
…tornasol…
…torno… sol…

Giro…

Y gira…

Y da vueltas bajo el sol sin llegar a ningún lado. Y el verde de los ojos apenas si puede distinguirse.
Suena la música, tan repetitiva como el mismo baile de la pobre bailarina pálida y frágil, que no siente el son en su cuerpo, que no expresa sus emociones en sus movimientos. 

¿Y qué harías, pequeña bailarina, si en lugar de brazos blancos y fríos tuvieras alas de madera?

—Prenderle fuego…—dice el payasito de la caja musical—¡prenderles fuego!—y salta con violencia  fuera de su aposento, balanceándose después vacilonamente mientras sostiene la sonrisa macabra que asusta al gato.

El gato brinca de la cama hacia la mesa…

El joyero de madera cae al piso…

La bailarina blanca de sangre tornasolada se deshace partiéndose en pedazos.

Ya no giras, bailarina, frente al espejo que se rompió contigo.

No hay comentarios: