lunes, 27 de abril de 2015

Lobotomia

Decían los antiguos estudiosos del cerebro, los neurólogos de antaño, que si lograbas separar cierta parte del cerebro o extirparla por completo se podían generar curiosos efectos en algunas enfermedades mentales. Claro que las consecuencias del procedimiento eran peores que el padecimiento en sí.

¿Y si se pudiera extirpar el hipocampo?

Quizás sería bueno, algo ideal para un momento como este: lograríamos tener total consciencia del presente y sin ningún tipo de atadura hacia el pasado. Tendríamos vida llena de locuras, sin remordimientos, sin enfado, sin ese tipo de cosas que nos hacen arrepentirnos.

Si me hicieran una lobotomía quizás me podría olvidar de tí... pero entonces ¿qué caso tendría? Estaría ahora muerta como piel de serpiente en medio de un camino en el campo, sin recuerdos de ti, sin aprendizaje de ti, sin memorias de ti... sin aquello que tú me hiciste crear, sentir, añorar, sentir; estaría sin el recuerdo de tus besos, tu aroma o tu piel.

No quiero una lobotomía, te prefiero a ti aunque seas puros recuerdos.