Parece ser que en éste momento no me queda más que
resignarme a formar parte de las cosas que de alguna manera siempre estoy
negando; si bien ellos me negaron a mí primero, me rechazaron, ahora les
regreso un poco del rechazo que tan inconscientemente cargué en mi piel por 22
años y medio.
Felicidades, Aydee, por tu no cumpleaños que has escrito en
una red social llena de frivolidades y banalidades, de gente que con dos puntos
y un paréntesis cerrado pretenden envolver de sentimientos falsos unas palabras
que tantas veces se parecen a las mpias (mpias: soy incapaz de escribir
correctamente ¿será que me resisto?)… corrijo: se parecen a las mías, tan
forzadas y estrujadas inútilmente al querer obligarlas a salir de la mente,
atascándose entre mis dedos que van y vienen por el teclado casi de manera
automática.
“Si, ya voy” digo con desgano a mi madre, así como le dije
con una sonrisa burlezca que simplemente prefería hacer la nada en la soledad
del cuarto que me he apropiado pero que me rehúso a habitar. Las imágenes de
santos y las cruces deben de salir de él, así como el montón de piezas del
pasado que estorban por doquier, incluso en la recámara que sí habito
normalmente. Me detengo a escribir, a ver si así alivio un poco todo lo que ya
me viene molestando desde hace algo de tiempo…
…
Interferencia en los pensamientos.
Da igual, mejor emprendo la partida. Sigo diciendo que las
cosas no son las mismas cuando no estás, porque no vale la pena hacer algunas
cosas sin tener quien las valide, es como simplemente no hacerlas, como el
árbol que cae en un lugar solitario y nadie sabe si ha provocado ruido. Más,
dentro de todo, es curioso que estando tú por dentro, sin estar fuera y
siguiendo estando en un lugar que no sé cuál es, te busco en letras que no
tenían la intención de acercarnos en aquel entonces.
Estamos sin estar, ambos, en el mismo momento pero en formas
diferentes.
Me voy.