Ojalá haya sido alimentado; ojalá le hayan dado también un poco de amor en sus últimos días y que no pudo disfrutar antes.
Al menos tengo la certeza de que unos días antes había salido a pasear con su otro amigo, que habíian andado felices por los alrededores, le hicieron corte de pelo, le dieron agua fresca y su sweater de Santa Claus. Lo vi el jueves por última vez, respirando pesadamente y babeando; no se movía, tenía sus ojitos cerrados pero permanecía de pie... cuando se movió solamente lo vi triste y débil. Me destrozó el corazón.
El miércoles por la mañana ya no estaba.
Hoy, tampoco.
Donde quiera que esté, espero que ya no esté sufriendo; que pueda sentir el amor de una familia, que le den comida caliente y un lugarsito donde dormir, que le hayan puesto un nombre al cual responder, que no vuelva a sentir hambre ni frío ni soledad, ni mucho menos enfermedad.
Yo voy a seguir esperando que ese sweater rojo deje de estar sobre una caja de carton; espero pronto verlo cubriendo el cuerpesito de un perrito temeroso que, aunque temeroso, logró a conocer aunque fuera remotamente lo que era tener un humano para él.
Lo siento perrito... no te pude ayudar :(