jueves, 31 de octubre de 2019

La invisibilidad en el trabajo

Jamás he sido una persona de lo más sociable, eso es algo que todo el mundo sabe; sin embargo, eso no me ha impedido que en uno que otro momento busque realizar alguna acción o ayudar a las personas que me rodean, aunque sea con acciones pequeñas que puedan resultar insignificantes para muchos. Por ejemplo: alguna vez, después del fallecimiento de una empleada de la empresa, colaboré con un poco de dinero para los gastos funerarios, me llevo al trabajo a compañeros que vivan por el rumbo, si puedo les enseño a otras personas algunos tips para hacer su trabajo más rápido e incluso he apoyado a que busquen un nuevo trabajo cuando ya están hartos de lo que están haciendo.

Hace un par de semanas, por poner un ejemplo, me hicieron llegar una invitación para participar en un congreso bastante atractivo que congregaba a muchas empresas importantes del estado. Se comunicó la información tanto formal como informalmente (vía e-mail y whatsapp), y nunca se tuvo ningún tipo de respuesta. Cuando llegó el día del evento, mi jefe me solicitó enviar fotografías al grupo para "tener evidencia"... pero esa evidencia solamente sirvió para que la persona encargada del área comercial reclamara "porque no se le comunicó del evento", pese a que sí se dio a conocer la invitación.

Obviamente, para ésta persona, sus argumentos fueron invalidados con un "no vas a llevar cocos a Colima"

De mi jefe, aquél que exigía las fotografías, no existió aprobación pública. Me recuerda mucho aquella... ¿qué es? ¿Paradoja? La de "si un árbol cae un bosque y no hay nadie para escucharlo, ¿hace algún sonido?" La cuestión aquí es que no se trata de que me encuentre sola y no haya nadie que me vea o escuche, sino que la invalidación de mi existencia se da de forma completamente consciente en un ambiente repleto de gente.

Hoy, en otro ejemplo, se me ocurrió que era una buena idea compartir con los colegas que se estaba haciendo recaudación de tapitas, el famoso tapatón, que tiene la finalidad de otorgar quimioterapias gratis a niños con cáncer. Como se trataba de algo informal, se hizo la invitación vía whatsapp, y nadie hizo algún comentario al respecto. Mi jefe, por su cuenta, me comentó que "había que ligarlo a responsabilidad social"... porque obviamente, la cultura de la empresa es "fomentamos la cooperación para el crecimiento, y la retribución que tienen los empleados que aportan ideas es que tienen la satisfacción de que las cosas se están haciendo bien"

A chingar a su madre la pirámide de Maslow.

Al final resultó que "ya existe una iniciativa así" y que buscara empatar ambas. Decidí que no permitiría que una acción propia que pasó completamente desapercibida cobrara fuerza y sirviera de pedestal para autoproclamarse responsables sociales para otro departamento que hasta el momento brilló por su ausencia en temas de responsabilidad social.

No: mi área no es "la más importante" en la nueva "casita de valor" (que así llaman al nuevo modelo organizacional), porque ciertamente genera ningún tipo de ganancia.

Chinguen a su madre...

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