Un
día voy a dejar el miedo de lado, también los prejuicios y las presiones
sociales. Voy a dejar de hacer las cosas que hasta ahora siempre me habían
dicho que “debía de hacer” y comenzaré a hacer las cosas que realmente quiero.
Buscaré
emociones fuertes, corriendo a 200 km/h en una autopista de Alemania; viajaré
por todo un país valiéndome solamente del dedo pulgar y sobreviviendo de lo que
pueda hacer con mi talento y mi habilidad. Conoceré gente, escribiré historias
sin final ni principio para personas a las cuales jamás volveré a ver; dejaré
caer máscaras ante la sociedad, y le diré a la persona que más mal me cae que
es un hijo de puta y que puede irse a chingar a su madre. No me importará su
reacción, no me importará lo que la gente piense de mí, si pasa o no tiempo
conmigo, si prefieren juntarse entre amiguitas de la preparatoria para pintarse
las uñas, ponerse mascarillas y contar los chismes acerca de las intimidades de
cada una pues yo pasaré el tiempo buscando mi propio destino, aprovechando los
segundos viendo cosas que nadie, desde la comodidad de su sofá y debajo de una
manta calientita imaginaría siquiera que existen.
Gritaré
mi nombre en Machu Pichu, lo gravaré a punta de cincel en la Patagonia, nadaré
desnuda en las costas de Australia y haré una y otra vez el amor en algún rincón
escondido de Praga. Dejaré de lado los títulos universitarios, la educación, el
futuro que alguna vez quise y que quizás pueda haberlo alcanzado para ese
entonces… pero no lo dejaré porque ya no lo quiera, porque no quiera continuar
más con eso, sino para probar el sabor del peligro, de lo arrabalero, del mundo
que permanece oculto ante nosotros simplemente porque nos negamos a observarlo.
Quiero protestar contra cualquier cosa en San Francisco, adoptar un perro en
Montreal, apadrinar a un niño en México y abrazar a otro más que padece en
África, hasta crear arte sin que yo misma sea una artista.
Quiero
que mi vida sea marcada por un sello inigualable, mío, propio, Aydee de actos y
no de palabras, Aydee de hechos y no de pensamientos… Aydee de libertad y alas
extendidas, no de jaulas mentales.
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