lunes, 14 de octubre de 2013

Vida... libre

Un día voy a dejar el miedo de lado, también los prejuicios y las presiones sociales. Voy a dejar de hacer las cosas que hasta ahora siempre me habían dicho que “debía de hacer” y comenzaré a hacer las cosas que realmente quiero.

Buscaré emociones fuertes, corriendo a 200 km/h en una autopista de Alemania; viajaré por todo un país valiéndome solamente del dedo pulgar y sobreviviendo de lo que pueda hacer con mi talento y mi habilidad. Conoceré gente, escribiré historias sin final ni principio para personas a las cuales jamás volveré a ver; dejaré caer máscaras ante la sociedad, y le diré a la persona que más mal me cae que es un hijo de puta y que puede irse a chingar a su madre. No me importará su reacción, no me importará lo que la gente piense de mí, si pasa o no tiempo conmigo, si prefieren juntarse entre amiguitas de la preparatoria para pintarse las uñas, ponerse mascarillas y contar los chismes acerca de las intimidades de cada una pues yo pasaré el tiempo buscando mi propio destino, aprovechando los segundos viendo cosas que nadie, desde la comodidad de su sofá y debajo de una manta calientita imaginaría siquiera que existen.

Gritaré mi nombre en Machu Pichu, lo gravaré a punta de cincel en la Patagonia, nadaré desnuda en las costas de Australia y haré una y otra vez el amor en algún rincón escondido de Praga. Dejaré de lado los títulos universitarios, la educación, el futuro que alguna vez quise y que quizás pueda haberlo alcanzado para ese entonces… pero no lo dejaré porque ya no lo quiera, porque no quiera continuar más con eso, sino para probar el sabor del peligro, de lo arrabalero, del mundo que permanece oculto ante nosotros simplemente porque nos negamos a observarlo. Quiero protestar contra cualquier cosa en San Francisco, adoptar un perro en Montreal, apadrinar a un niño en México y abrazar a otro más que padece en África, hasta crear arte sin que yo misma sea una artista.

Quiero que mi vida sea marcada por un sello inigualable, mío, propio, Aydee de actos y no de palabras, Aydee de hechos y no de pensamientos… Aydee de libertad y alas extendidas, no de jaulas mentales.


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